ELAINE STRITCH


 

Avui, pels problemes que tinc amb l’ADSL, no puc fer un post gaire llarg (molt millor pensereu molts), per aquest motiu i com a pausa memorable, us deixo l’actuació d’una de les grans de veritat, Elaine Stritch cantant en el 75è aniversari de Stephen Sondheim, és a dir el 8 de juliol de 2005.

L’Elaine Stritch tenia en aquells moments 80 anys (un any més que la Cook al Liceu), aquestes dones estan fetes d’un altre pasta.
La Cook i la Stritch varen coincidir en un Follies memorable en versió de concert al setembre de 1985 al Avery Fisher Hall. Amb elles varen cantar la Carol Burnett, George Hearn, Mady Patinkin, Licia Albanese, Lee Remick, Liz Callaway, Betty Comden, Adolph Green, Liliane Montevecchi i Howard McGillin entre altres lluminàries, tots dirigits per Paul Gemignani. Segurament el millor Follies que s’ha cantat mai (era versió de concert).

La Stritch, en la gala del 75è aniversari canta el mateix que va cantar al Avery Fisher, el Broadway Baby:

Un comentari

  1. colbran's avatar colbran

    La carrera de Elaine Stritch (que abarca 60 años!!!, hasta el presente) está basada en el tesón, el talento y la profesionalidad.
    Cuatro canciones son determinantes a lo largo de esta interminable carrera: “CIVILIZATION” que interpretó en su segundo espectáculo “Angel in the wings” (el primero fue “The shape of things”, también en 1947) y que hizo famosa internacionalmente Danny Kaye con las Hermanas Andrews
    y, posteriormente, cantaba machaconamente Sophia Loren a lo largo de toda la película “La ladrona, su padre y el taxista”. Es aquella que decía “Bingo, bango, bongo, bongo. Non ne voglio andare in Congo, la la la la…”
    La segunda canción que se identifica con Elaine Stritch es la fabulosa “WHY THE WRONG PEOPLE TRAVEL?” del musical “Sail away” de Noël Coward que estrenó tanto en Broadway (1961) como en Londres (1962).
    La tercera es la sardónica “Here´s to THE LADIES WHO LUNCH!” de “Company”, de Stephen Sondheim, que igualmente estrenó en Broadway (1970) y en Londres (1972) y cuya grabación en disco le costó lágrimas de sangre, pues Sondheim no estaba de acuerdo con sus entradas y énfasis. Después de muchas tomas fallidas, Sondheim le aconsejó que se fuera a casa, descansara, se duchara, se maquillara y fuera a la peluquería y que seguro que entonces todo saldría bien. Efectivamente así fue, como queda constancia en el DVD aún circulante de dichas sesiones de grabación. En escena quizás ha sido su mayor éxito personal y la canción ha quedado identificada con ella, aunque la cante quien la cante. Sólo puede rivalizar con esta canción:
    “BROADWAY BABY” de “Follies”, también de Sondheim y que Stritch ha incorporado en su repertorio desde que la cantara en las famosas funciones en forma de concierto que Ximo indica en su editorial.
    Pues la sra. Stritch aún canta y circula por ahí un maravilloso DVD de más de 2 horas y media, en la que podemos escucharla en todas estas canciones y muchas más procedentes de los otros musicales que interpretó en Broadway, en circuito, en TV o en Londres (“Pal Joey”, “Call me madam”, “On your toes”, “Goldilocks”-junto a Don Ameche-, “Mame”, “Pins and needles” y “Show boat”).
    Aparte de su labor como estrella del musical, ha tenido tiempo de hacer teatro de prosa (aunque un estreno que tenía para mayo de 1998 en Long Island de la obra “Elsa-Edgar”, en la que interpretaba a Elsa Maxwell en el primer acto y a Edgar Hoover en el segundo, lo plantó unas horas antes de subirse el telón, con el consiguiente estupor y escándalo), 13 películas desde 1956 e intervenciones en TV, aparte de conciertos y “one woman shows”.
    Su forma de cantar no es muy ortodoxa. Tiene y siempre ha tenido la voz muy áspera y algo semejante a Beatrice Arthur, por esta razón fue su reemplazo natural durante el tour por todos USA del maravilloso musical “Mame”. Pero en su activo tiene, entre otros innumerables méritos, el haber sido protagonista del único musical de Leroy Anderson (“Goldilocks”), el autor de “La bella del baile”, “Tango azul”, “Paseo en trineo” y tantas otras piezas a las que se suele recurrir, o se solía, como música acompañante en las competiciones de patinaje y que constituyen un valor equiparable para los americanos a las piezas exóticas de Ketelbey para los ingleses. Es decir música clásica para los que odian la música clásica.
    Una característica suya muy personal es la de poner los puños en línea y apretarlos con mucha fuerza cuando quiere subrayar algo con mucha rabia.
    Y no hablaré de Ewa Podles…

    M'agrada

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