MARIA FRIEDMAN, un festival.


photo by Andrew SouthamAhir dia 29 va cantar al Palau la Maria Friedman (entrevista a Play Bill).

Ja en el post que vaig deixar en aquest blog, us parlava de la importància d’aquesta cantant en el panorama teatral anglosaxó.

La Friedman ha cantat dins el festival Únicas, que es va inaugurar amb la Jessye Norman i ha seguit amb la Maria del Mar Bonet, desprès vindran, Ani Choying Drolma, Lolita, Misia, Carmen LinaresMaria Bethania.

La Maria Friedman ha fet un programa integrament dedicat a Stephen Sondheim, de la que és una de les interprets més destacades.

Si heu llegit la premsa d’ahir (Avui i La Vanguardia), haureu vist que no es  tracta tan sols d’una cantant i actriu. Estem davant una dona compromesa, que no ha tingut una vida fàcil i que finalment ha trobat en la musica, i sobretot en Sondheim, un vehicle ideal  mitjançant la música, per parlar tot cantant, de la condició humana.

La seva visió del teatre musical i de la seva Anglaterra és tota una declaració de principis.

Tot ens preparava a un èxit com el que va tenir en el concert que va fer a la Temporada Alta de Girona, fa un parell d’anys.

Potser la Friedman no estava en plenitud de facultats vocals, però la força interpretativa que ha donat a cadascuna de les seves intervencions ha convertit el recital en un autèntic festival. Un festival Sondheim, on no us sabria dir que és el que m’ha agradat més, si la magnífica i colpidora ària (per què es tracta d’una veritable ària) de Passion, el fabulós Losing my mind, de Follies,  les dues versions, la darrera en la tanda de bisos, de Send in the clowns, l’al·lucinant i xiuxiuejat fins a l’explosió final de Broadway Baby (Follies),  o el medley que ha fet de Sunday in the Park with George.

Molt ben acompanyada per el mateix duet que ho va fer a Girona, al piano Jason Carr i al cello James Potter.

El resultat final, amb tot el Palau, que no era ple, dret, emocionat, bravejant i aplaudint fins al deliri, no reflecteix del tot l’emoció que ens ha fet viure, aquesta gran, gran, gran, actriu i cantant.

photo by Andrew Southam

Us deixo una versió de Losing My Mind de la Maria Friedman, a un homenatge a Sondheim a l’any 1998.

Un comentari

  1. Pues yo me reí de lo lindo con I Know Things Now, de Into the Woods (mi contribución a “mejor momento” en una gala pródiga en ellos).

    Estoy de acuerdo que es una gran intérprete (y que siempre ha tenido una voz pequeñita: es el efecto “mini diva británica”, que comparte con Sally Ann Triplett y Elaine Paige. Es curioso que no salgan Audras MacDonald, LuPones, Buckleys o Marin Mazzies en Gran Bretaña. Imagino que es porque culturalmente les parece vulgar. En teatro funciona muy bien: en Passion y Lady in the Dark estaba extraordinaria. (En Sunday no tanto).

    Lo de Jessie y Lucy: maravillosa hasta el momento final. Esa canción no se acaba así. Dijo, supongo que en broma, que no había entendido mucho, que se embala y la canta. Pero esa canción es, como el Rose’s Turn (y todo el final de Follies), un naufragio emocional y no se entiende de otra manera. No puedes acabarla triunfal para ganarte al público, vamos. Habla de una mujer que se siente impotente y frustrada por no poder combinar su pasado con su presente, que de joven quería ser sofisticada y cuando ha madurado se da cuenta de que echa de menos el pasado. El trabalenguas es sobre el horror de esta epifania. Terminar con una sonrisa deslumbrante, no sé…

    Pero en fin, es un poco una tonteria- hasta llegar ahí estuvo muy bien.

    A esperar a Brent Barrett

    M'agrada

  2. Hola Alberto, bienvenido.
    Seguramente tienes razón, pero en un recital, te puedes permitir el lujo de descontextualizar los fragmentos para reinterpretarlos. De todas maneras aún terminándola en modo triunfal, podría ser aún más impactante, ya que es lo que ella quisiera y en cambio no ha conseguido, la realidad frente al sueño no realizado.
    En cualquier caso, ahora que el micro es el gran aliado de las divas, el volumen no es lo más importante y en cambio la expresividad, la sensibilidad y la dramatización, de momento no hay consola de sonido o amplificador, que sean capaces de otorgarlo donde no hay.
    De las británicas te has dejado a la más nueva y que curiosamente es la que más volumen tiene, la fenomenal Ruthie Henshall.
    Efectivamente, Brent Barrett nos espera.

    M'agrada

  3. colbran's avatar colbran

    Alberto, no te habrás confundido de canción? La balada de Lucy y Jessie es un trabalenguas cómico sobre dos “tías” (dames en inglés peyorativo) que se envidian una a la otra y que quisieran ser lo que la otra es, todo ello explicado a la manera de “Frankie and Johnny”, pero de dramático nada. Y al final se llega a la conclusión de que debieran ponerse de acuerdo y estar muy unidas porque así entre las dos serían un completo y acaba la balada con un “yeah”, absolutamente comico. Es decir que de trascedental, nada. En Broadway lo cantaba Alexis Smith y se ganada el público porque siendo tan fina énunciaba palabras como “dames” y otros adjetivos del slang muy poco adecuados a su porte aristocrático. De todas formas, Sondheim debe considerar esta canción un poco banal porque en la vesión londinense de “Follies”, en mi opinión superior a la de Broadway, suprimió esta balada inane por la muy sexy y casi explícita “Ah, but underneath…” que cantaba Diana Rigg acompañada de un trío de caballeros.
    Lo del “Rose´s turn” de “Gypsy” si que entra en lo que una señora quiso ser y no pudo y es de un arrebatador brutal cuando lo canta una auténtica “belter” como fue Ethel Merman.
    Sobre los vozarrones americanos no te olvides de Kim Criswell, pues es la diva del musical que más se aproxima a la insuperable Ethel Merman.

    M'agrada

  4. Voy a intentar aclarar algo, pero a lo mejor la lío un poco más.
    La primera canción que escribió Sondheim para el personaje de Phyllis en la escena de las Follies (final de la obra donde cada personaje central tiene una canción) fue, Uptown/Downtown. Posteriormente la cambió por The Story of Lucy and Jessie. Cuando se repuso en Londres en el año 1986, el personaje de Phyllis lo interpretó (magníficamente por cierto) Diana Rigg, pero como era más cantante que bailarina y The Story of Lucy and Jessie, tiene una gran parte coreográfica, Sondheim escribió para ella Ah, but underneath.
    Colbran, el trío de caballeros era todo el personal masculino de la Cia.

    M'agrada

  5. Colbran, como toda la última sección de Follies, la canción es muy amarga. Por supuesto habla de “dos” dames, pero en realidad es “una”. Te cuento que hace unos años hubo una discusión larguísima en un forum de Sondheim sobre esta canción. Había dos posturas. Unos pensaban que Jessie y Lucy (“X” y “Y” respectivamente)eran Sally y Phyllis, y que la canción iba sobre la envidia de Phyllis a la que habría gustado ser Sally. Esto era lo que yo pensaba. Pero parece que no. Parece que, según una mayoría de entendidos el tema, en el contexto de la obra, es el que comentaba arriba. Las dos “dames” son dos versiones de Phyllis: una de ellas es insegura tiene 21 años (y es el alter ego de Phyllis de joven), la otra tiene “madurez y seguridad y lo que se puede hacer con esto lo ha hecho” (y es la Phyllis desencantada y cínica que vemos en la obra). Recuerda que en la secuencia final de Follies hay una canción para cada protagonista (y alguna para todos) y cada uno expresa su amargura: la de Phyllis es esta insatisatisfacción, haber perdido la visión inocente del mundo y haberla reemplazado con veneno y cinismo. Cuando habla de si las damas no podrían “combinarse” lo que dice es que si ella consiguera reconciliarse con su “yo juvenil” estaría bien. Pero como el resto del cuarteto protagonista no lo está.

    Y sí, Ximo, tienes razón, no tiene por qué. Pero dado que en otras canciones sí que puso sentimiento y las dramatizó, pues bueno, aquí era una pequeña concesión al público. Simplemente me habría convencido más de la otra manera. Pero qué más da.

    Meternos en cuestiones textuales de Follies es complicado. En cualquier caso la versión de Londres no convenció a casi nadie en su momento. Yo sigo prefiriendo el original, pero esto es una opinión personal. Y lo de quitar The Road You Didn´t Take y Live Laugh Laugh se consideró un error porque las canciones que las reemplazaban difuminaban el personaje de Buddy en lugar de concretarlo. En general, la versión de Londres tendía a ser más blanda porque de la de Broadway se criticó la amargura. De hecho creo que (por suerte en mi opinión) Sondheim y Goldman han vuelto a los originales y las versiones recientes siguen, con variaciones, la versión de Broadway. Estoy encantado de haber visto la versión de Londres, pero las fotos de la original sugieren que aquello fue realmente mágico. De hecho si tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo supongo que Follies sería el show que intentaría ver. Otros son recuperables, pero el original de Follies es una auténtica leyenda. En cuanto a las variaciones, a mí Ah But Underneath me parece muy divertida, pero Jessie y Lucy me parece una obra maestra. Por eso no pude contenerme…

    Ruthie Henshall. Cielos, una vez me gané una regañina monumental en un foro por criticar su actuación en Chicago (yo era fan de Ute Lemper) y no osaré volver a meterme con ella porque vi que sus fans eran feroces. En fin, de las mini-divas británicas es cierto que es la que tiene la voz más grande. Pero no, me temo, el mayor talento.

    M'agrada

  6. Bueno Alberto, no te pierdes el post de medianoche. Para ilustrar tan apasionantes puntos de vista.
    A pesar de todos los pesares, la versión de Londres de Follies me encantó y la interpretación del I’m Still Here de Dolores Gray, no la olvidaré jamás.
    A la Henshall, para mí santa Henshall, la he visto en Chicago, Oliver! y She Loves Me, y siempre me ha parecido un verdadero animal escénico, con un poderío vocal y una prestancia escénica, en tres roles antagónicos, que simplemente, me dejaron atónito.
    En un escenario pueden convivir más de dos divas, si no, ya me dirás como se puede montar una Gioconda que se precie

    M'agrada

  7. Qué suerte, yo soy superfan de la Dolores Gray. A mí me tocó Eartha Kitt, que hacía, bueno, de Eartha Kitt.

    Sobre la Henshall, pues como responde Karen Richards a Eve Harrington cuando la segunda expresa su admiración por Margo: “ella estaría de acuerdo contigo”. No, en serio: después de que me mordiera un fan por internet volví a ver Chicago (la primera vez fue en previews) y la verdad es que me impresionó lo que había mejorado (en cuanto a lo que dices de las dos, bueno, la gracia de Chicago era decidir entre una, y lo divertido es cuando es difícil hacerlo: en cine no había color, Renee Zellwegger no tenía derecho ni a acercarse a Roxie). Y, más en serio: me gusta Ruthie Henshall en escena, los problemas que tengo con ella son de otro tipo. No sé si conoces el primer disco que sacó, el ínclito The Ruthie Henshall Album. El nombre es profundamente irritante porque CADA canción está totalmente PLAGIADA de otras interpretaciones, siempre mejores. Ya te digo, en escena es fantástica, pero el album fue un absoluto timo. Y me parece un poquito pushy, lo cual siendo pequeñita genera un poco de animadversión. Pero ya digo, no es que me parezca mala 😉

    Por confirmar: el libreto publicado de Follies, que Sondheim y Goldman consideran más o menos definitivo, está basado en la versión de Broadway…

    Besos

    M'agrada

  8. colbran's avatar colbran

    Alberto te agradezco la aclaración, pero si para poder acceder al entendimiento de una canción has de profundizar hasta límtes insospechados, me parece de un absurdo inadmisible, pues no olvidemos que la balada de Lucy y Jessie es eso una balada y pertenece a un show, más próximo a una revista que a una auténtica comedia musical, que habla de desilusiones, del paso del tiempo, del desencanto y todo lo demás. Lo que tu quieras, pero que Sondheim pretenda ser más profundo que el más profundo de los profundos me parece de una petulancia extrema. Por qué no se dedica descaradamente a la composición de óperas o a filosofar con ensayos y estudios monográficos?
    Si se dedica al musical sus aspiraciones literarias y musicales se ven reducidas a los límites del género. Puede jugar con las palabras infrecuentes, inventarse adjetivos y verbos (como hacía Cole Porter), ir más allá de la simple melodía, recurrir a argumentos rocambolescos (“Into the woods”), pero no obligar al público a extenuarse en disquisiciones sobre qué pretende y qué no pretende decir.
    El Sondheim que yo admiro es el que haciendo uso de un texto nada sencillo y de una melodía nueva y evocadora dió origen a “Send in the clowns” que sirvió en bandeja a la peor cantante que ha dado el musical: Glynis Johns, pero la calidad de esta canción es de tan alto nivel que a pesar de quien la cante yo creo que será eterna.
    Y para mí la obra maestra de Stephen Sondheim es “Sweeney Todd” (en realidad una ópera), gustándome mucho “Follies”, “Company”, “A little night music”, “A funny thing happened on the way to the forum” y “Passion” y nada o poco “Sunday in the park with George”, “Into the woods” y “Pacific overtures”(a pesar de tener la segunda algún tema que me agrada). “Anyone can whistle” tiene aciertos y con el resto de su producción no estoy tan familiarizado, pero siempre encuentras temas aislados que te sorprenden y agradan (“Marry me a little”, “Merrily we roll along”, “Assasins”, “Frogs”, “Putting it together” y la última obra hasta el presente, cuyo título se me escapa en este momento y para la que recuperó a Jane Powell para el papel de madre. Quizás me olvido de algún título (el film “Dick Tracy”…).

    M'agrada

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