IN FERNEM LAND

EL MET AL CINEMA: THE TEMPEST


Simon Keenlydise (Prosper a The tempest al MET, producció de Robert Lepage, foto Ken  Howard/MET)

Como Joaquim no posee el santo don de la ubicuidad, él fue al Concierto Vivaldi y yo a la retransmisión vía satélite de la ópera “The tempest”  desde el Met, en los cines Yelmo Icària el pasado sábado día 10, donde en la sala 8 de esos cines ni siquiera consiguieron llenar unas 2/3 partes del aforo, cuando casi siempre se utilizan las salas  8 y 10 a plena capacidad.

A estas alturas de mi edad no me puedo permitir el lujo de desperdiciar mi tiempo y el sábado pasado lo malgasté miserablemente con esta ópera. Me importa muy poco o casi nada que los críticos se hayan puesto de acuerdo en alabarla hasta la exageración, pero yo no soy crítico sino público, pago mi entrada y sin ningún tipo de influencias ni presiones expongo mi opinión y en este caso mediante una crónica en IFL, ya que he sido invitado a hacerlo. Voy a comentar esta retransmisión como espectador, sin pretender que mi opinión coincida con la de nadie.
Según Deborah Voigt “The tempest” es la mejor obra de Shakespeare (?). Pues bien en la época de su estreno no fue bien recibida por el público y es probable que por esta razón el dramaturgo inglés no escribiera ninguna obra más, al menos en solitario. A lo largo de los tres siglos últimos unos 40 compositores se han fijado en esta obra para componer óperas, entre ellos el joven británico (41 años) Thomas Adès que consiguió estrenar la suya en el Covent Garden en 2004 y después se repuso en 2007 y posteriormente se estrenó en otros teatros, siempre aclamada por la crítica, hasta este estreno en el MET.
 En la entrevista efectuada por Peter Gelb a los autores de la obra la autora del libretto y cantables (Meredith Oakes) aseguró que “The tempest” es una obra imposible de convertir en ópera -lo cual suena chocante ya que 40 compositores como mínimo la han convertido en tal- y que se vio obligada a reducir los cinco actos originales en tres y cambiar todo el texto pero conservando la esencia del mismo. Pues bien el texto ofrecido en esta versión es casi lamentable, inconcreto y banal, al menos en su traducción castellana, si bien la cantada en inglés mejoraba más bien poco. Si a esto unimos una música que no lleva a ninguna parte y que es más de lo mismo, pues en mi opinión considero que se hubieran podido ahorrar el trabajo de adaptarla, de ponerle música, de escenificarla y de dirigirla. No obstante esta apreciación  mía negativa hay que matizarla. Esta representación entra más por los ojos que por el oído, a pesar de que el vestuario sea algo cuestionable en el coro, pero ha sido muy trabajado en los solistas. Los tatuajes que luce Simon Keenlyside como Próspero -luciendo unos pectorales bastante aparentes, todo hay que decirlo- son pintados pero muy elaborados y le obligan a horas de maquillaje. El atuendo de Ariel es muy vistoso y el de Caliban aunque feo es muy adecuado al personaje, como el del resto de los intérpretes principales, todo ello obra de Kym Barrett. La escena de Jasmine Catudal es espectacular y se beneficia de una buena iluminación diseñada por Michel Beaulieu. Una dominante en esta ópera es la visión de un teatro de ópera al fondo del escenario que tanto puede ser la Scala de Milán como el San Carlo de Nápoles y que en el primer acto tiene incluso candilejas y concha del apuntador (teatro dentro del teatro, algo tan socorrido que ya produce grima) durante la larga escena entre Próspero y su hija Miranda. La dirección de Robert Lepage -que ya debe tener dormitorio permanente dentro del Met pues lo utilizan para todo- es bastante “sui generis” y sólo destacable en lo que al “espíritu” Ariel se refiere.
Por lo que respecta a la música yo destacaría la obertura -que nos refleja claramente una tempestad-, el preludio del tercer acto y el mini-ballet del mismo -que se vio afectado por problemas de conexión con el MET-. Con estas tres piezas Adès bien podría extraer una suite para salas de concierto. El resto de la partitura es para mí totalmente olvidable y carente de inspiración. El dúo de los enamorados Ferdinad y Miranda apunta cierto lirismo pero no llega a ninguna parte y hubiera podido hacerlo si el autor hubiera querido, pero en la actualidad los compositores de ópera parece que luchan contra sí mismos para no caer en la melodía cantable y prefieren hacerlo en la melodía difícil y casi incantable. A este respecto cuando a Simon Keenlyside le ofrecieron estrenar esta ópera en 2004 al ojear la partitura le entró pánico, según confesó a Deborah Voigt. La partitura está llena de atonalidades pero no molestan aunque sí aburren. Cuando Deborah Voigt preguntó a Adès qué otros compositores le agradaba dirigir fue taxativo y exclusivo: Stravinsky. Qué pena que si tanto le adora no siguiera el camino abierto por el gran compositor ruso, creador de bellísimas e innovadoras melodías y de orquestaciones de ensueño!

Audrey Luna (Ariel a The Tempest, producció Robert Lepage MET 2012) Foto Metropolitan Opera, Ken Howard

En cuanto a la interpretación del pasado sábado día 10 de noviembre los roles de Próspero (Simon Keenlyside) y Ariel (Audrey Luna) son los más extensos y éste definitivamente increíble, obligando a la soprano -según se indicó en los preliminares- a moverse entre el Si agudo y el Fa sobreagudo durante toda la representación, produciendo un efecto agotador y peligroso para la cantante e insufrible en muchos momentos para el público, por la constante e hiriente estridencia de tanta nota aguda y no porque estuviera mal emitida, todo lo contrario. Audrey Luna merece un aplauso unánime porque este rol es verdaderamente imposible.. Hay que añadir que esta soprano es una contorsionista y equilibrista de primera magnitud y parece salida del Cirque du Soleil. Simon Keenlyside es un barítono agudo, tal como pide la partitura, y su canto no tiene que alcanzar ni graves sonoros ni agudos exigentes, moviéndose casi siempre en el centro de su tesitura, mediante un declamado/cantado muy difícil de emitir y que él consigue dominar. En cuanto a su labor como actor, yo creo que ha sido totalmente desaprovechado, baste recordar la gran creación conseguida en “1984” de Lorin Maazel.

Isabel Leonard (Miranda) i Alek Shrader (Ferdinand) a The Tempest d’Adès al MET 2012, Foto Ken Howard/MET

El resto de cantantes se movieron dentro de la discreción, destacando una dulce Isabel Leonard como Miranda, calificada como mezzo-soprano pero que en ningún momento tuvo que ejercer de tal -en diciembre interpretará en el Met la Rosina de “Il barbiere…”. Me gustó bastante el añejo bajo-barítono John del Carlo, toda una institución en el Met- como Gonzalo y el tenor debutante en el Met Alek Shrader -muy nervioso en la entrevista, guapito y con muchas ganas de agradar- y muy poco el tenor Toby Spence como el malvado padre de Ferdinand y hermano de Próspero, con ciertos momentos “críticos” en la zona aguda y poco interés vocal. Los  intérpretes restantes estuvieron adecuados, sobresaliendo el tenor Alan Oke en su difícil y poco agraciado personaje de Caliban, tanto vocal como escénicamente hablando, dirigido con excesiva tendencia al histrionismo.
La dirección musical del propio autor Thomas Adès debiera ser la definitiva, pero a mí no me convencieron ni sus maneras ni el rendimiento conseguido de la gloriosa orquesta del Met.

Metropolitan Opera House

THE TEMPEST
Thomas AdèsMeredith Oakes/William Shakespeare

Prospero…………….Simon Keenlyside
Miranda……………..Isabel Leonard
Ariel……………….Audrey Luna 
Caliban……………..Alan Oke
Ferdinand……………Alek Shrader 
Stefano……………..Kevin Burdette
Trinculo…………….Iestyn Davies
Antonio……………..Toby Spence
Sebastian……………Christopher Feigum
Gonzalo……………..John Del Carlo
King of Naples……….William Burden

Conductor……………Thomas Adès 

Production…………..Robert Lepage
Set Designer…………Jasmine Catudal 
Costume Designer……..Kym Barrett 
Lighting Designer…….Michel Beaulieu 
Video Image Artist……David Leclerc 
Choreographer………..Crystal Pite 
TV Director………….Gary Halvorson

MET New York,10 de novembre de 2012

Un comentari

  1. Fede comentando The tempest, esto es lo que no nos podemos perder: “Los compositores de ópera parece que luchan contra sí mismos para no caer en la melodía cantable”. “La partitura está llena de atonalidades pero no molestan aunque sí aburren.” 🙂

    No has malgastado tan miserablemente tu tiempo. Gracias!

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  2. Fernando S.T.

    No resistí la segunda parte.
    Shakespeare no es suficiente aval de atracción si la libretista se lo pasa por el forro y hace un libreto absurdo, malo e incomprensible. La música de Adès tiene momentos de interés pero en general resulta lastrada de garra dramática lo que acabó por agotarme de tedio soporífero. Si todo ello no fuera suficiente, el canto es monótono o crispado.
    A este paquete hay que añadir las gilipolleces de Lepage.
    Insoportable velada.
    Gracias por resistir hasta el final y contárnoslo.

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    • Pues, dáte cuenta de cómo las gastan en el Met…Al acabar la función la inefable “standing ovation” de siempre aunque con bastantes butacas vacías respecto del comienzo de la conexión. Tengo la impresión de que En el Met hacen “standing ovations” para todo; ya es norma de la casa, como comprar el “brochure” o tomarse el helado o la copa en el entreacto. Eso sí los aplausos duraron muy poco. Yo creo que se levantan para salir en la tele o en el DVD porque si no no se entiende.

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  3. Lillian

    Hola. Estoy bastante de acuerdo con lo comentado, sólo un par de puntualizaciones. El autor dijo que le ustaba dirigir Stravinsky pero también Beethoven a lo que D.Voight puso cara de perplejidad. Y Audrey Luna (Ariel) tambien le dijo a Deborah que ella no había sido la equilibrista que se cuelga de la lampara en la obertura, fué otra persona. A mi, además de lo ya comentado, me molestó que cada personaje “fuera a su bola”, no había coherencia y no pude por menos que compar esta Tempestad con la que hicieron el año pasado con piezas del barroco, Joyce di Donato y Plácido Domingo, en cuanto al tratamiento del argumento y a la vistosidad de la puesta en escena. Gracias por vuestro excelente blog!

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    • No entré a tiempo para escuchar la entrevista a Audrey Luna. Ya me pareció que podría tener una “doble” en la obertura, pero como después también se deja colgar de la lámpara y se contorsiona, llegué a creer que quizás sí fuera ella también la del principio.

      En cuanto a lo de Beethoven me lo perdí porque estaba comentando a mi compañera de butaca “qué más quisiera él que poder emular a Stravinsky, ya que tánto le gusta dirigirlo!”

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  4. [ Ja hi sóc aquí. Què?: ja pensàveu que m´havia donat un còlic nefrític, oi?!?!? 😀 ]

    Colbran: amb l´admiració, el respecte i l´afecte que saps et professo, t´he de dir que tens molta raó en tot el que dius però que no puc estar d´acord amb tu en res. O si ho prefereixes, que apuntes bé però dispares malament 🙂 . Et llegia i em venia al cap allò de aparte del acueducto, el alcantarillado, las calzadas, la irrigación, las escuelas, el derecho, los baños públicos, la paz y el vino, ¿qué han hecho por nosotros los romanos?. Jo, Colbran, després d´haver tingut (per aprofitar només el que tu reculls molt millor del que jo podria fer-ho mai. Gràcies! 😀 ) una obertura que nos refleja claramente una tempestad, el preludio del tercer acto y el mini-ballet, el dúo de los enamorados, una partitura llena de atonalidades que no molestan, una Ariel que merece un aplauso unánime en un rol definitivamente increible, un declamado/cantado muy difícil de emitir y que el baritono consigue dominar, una destacada y dulce Miranda, y un sobresaliente Caliban en un papel muy difícil… jo penso qualsevol cosa tret que malgasté miserablemente ( 😯 ) dos hores i escaig de la meva vida. Desprès de totes aquestes coses en tan curt espai de temps… home… pels gustos pels colors i no cal que ho gaudissis tan com jo, que m´ho vaig passar pipa i vaig sortir eufòric i amb la sensació d´haver sentit una interpretació excelsa d´una música fantàstica, però… no penses que la valoració global tan negativa com la que fas no s´acaba d´adir amb tot el que tu mateix dius que vas presenciar?

    Dit això, té nassos que precisament allò que a tu encara et va fer el pes (lo que entra por los ojos) és el que a mi no em va acabar d´agradar, que del que vaig veure salvaria poca cosa (potser els moviments d´Ariel, tot i que –coses del cinema- en els enfocaments curts es veien els braços dels que la sostenien i la cosa perdia l´efecte visual que imagino tenia al teatre). Però del que vaig escoltar… si tot sovint em pregunto “i nosaltres, ja els deixarem res de bo a les generacions futures?”, dies com dissabte m´esvaeixen els dubtes.

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    • Amigo Xavier C, ya digo en mi comentario que no pretendo que mi opinión coincida con la de nadie, es mi opinión como espectador “paganini” y “prou”.

      Para mí si la música que encuentro destacable de una ópera se reduce a unos 15 minutos y el canto -aunque comprenda su dificultad y el empeño de sus intérpretes- no me gusta nada y me aburro quiere decir que no me interesa para nada, independientemente que aprecie el rendimiento de unos cantantes por cantar una música imposible con un texto insoportable. La escena la encontré vistosa y aceptable. Y ahí se reduce todo. No creo contradecirme en nada, pero si se hace un post hay que matizar las cosas porque si no hubiera tenido que reducir mi comentario a “qué rollo!”.

      Celebro que a tí te gustara, yo hubiera preferido ver el Cor Vivaldi.

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  5. No he vist aquesta retransmissió del Met, però crec que es tracta d’una bona òpera i prou interessant. Potser els principals retrets són que s’inspira massa en Britten, i sobretot una adaptació molt fluixa del llibret.

    Dit això jo també considero que The Tempest és la millor obra de Shakespeare, o potser la més madura. I us imagineu què n’hauria pogut fer Verdi?

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    • Quizás cuando la veas la consideres una obra maestra o pienses lo absolutamente contrario, o aún te quede la opción de considerarla una ópera más que hubiera podido ser lo que no ha conseguido ser.

      Es posible que si Boito le hubiera preparado un libretto tan bueno como el de “Otello” o “Falstaff” Verdi hubiera conseguido una ópera para siempre, pero el mundo de la magia -parte bastante fundamental en “The tempest”- no creo que fuera demasiado atractiva para el gran compositor italiano; en este momento que yo recuerde sólo en “Macbeth” parece rozarlo y no es precisamente la partitura encomendada a las brujas lo mejor de esa estupenda ópera.

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      • Josep Olivé

        Algo de brujería también “tocó” en el Ballo in Maschera, toda una escena completa, creo que la primera del segundo acto. Aunque en este caso no provenian de Shakespeare. 🙂

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        • Tienes razón, el rol de Ulrica es el de una adivinadora que invoca al demonio y predice el ascenso de un personaje y la muerte de otro y además envía a Amelia a recoger unas hierbas “magicas” en el camposanto…Pero efectivamente quería referirme concretamente a temas basados en Shakespeare aunque no lo indiqué expresamente.

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    • Toda visión de un espectáculo es una experiencia que a priori no sabes si te va a satisfacer o no. A veces la intuición te hace prescindir de asistir a alguno y aciertas y en otras ocasiones puedes equivocarte. Yo tenía muchas ganas de ver “The tempest”, pero una vez vista añoré el concierto del Cor Vivaldi que nunca me defrauda.

      Quizás si tu hubieras visto esta ópera pensases como la minoría y no como la mayoría, pues la percepción de la calidad de un espectáculo es muy subjetiva.

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  6. Mª Teresa Mir

    Bona crónica Colbran, ets un digne sustitut de’n Joaquim. Jo volia treure, l’entrada en l’abonament, però finalment em vaig decidir per un altre, pel que veig he tingut sort.

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  7. Coincido en algunas apreciaciones y discrepo en otras. A mi no me pareció tan espantosa. Había momentos muy flojos, pero otros que me parecieron buenos.

    Aparte de los interludios orquestales, en lo vocal me gustó la intervención de Calibán hablando de su sueño (con una orquestación bastante poética), el dúo de Miranda y el príncipe valiente (vaya tela, la capa que se gastaba el joven), la última intervención del “malo” (el hermano de Próspero, aunque el cantante lo hizo de pena) y el concertante del último acto.

    El decorado y la puesta en escena me gustó a ratos. Vistosa, pero le faltaba coherencia, como dice Lillian. Se movían mal por el escenario, apenas interactuaban unos con otros, era todo bastante incongruente respecto a la historia…

    ¿¿¿¡¡¡Y no va a hablar nadie del final del dúo de amor, con la pareja de espaldas, enlazados, dirigiéndose hacia la puesta de sol!!!??? Parecía el cutreanuncio de un crucero…De un mal gusto TERRIBLE.

    En resumen, no me pareció tan mala y creo que ganaría con otros intérpretes y otra puesta en escena.

    M'agrada

    • Como ves tanto tu opinión como la mía coinciden con las que intercambiamos a la salida de los Yelmo Ycaria.

      Creo que Simon Keelyside ha sido requerido por lo menos en tres versiones de esta ópera para el mismo rol de Próspero. Dudo que haya otro barítono que decida aprenderse esta partitura. Para el rol de Ariel considero que pocas sopranos coloratura pretendan arriesgarse a perder la voz cantando tanto tiempo en la tesitura constante del sobreagudo/casi chillido. El resto de roles si que puede ser mejorable, aunque no creo que haya muchos cantantes interesados en realizar incursiones en esta ópera.

      Sobre la puesta en escena estoy de acuerdo contigo en que otra distinta puede mejorar el aspecto visual, pero la que ofrece el Met no me parece nada despreciable. Otra cosa es la dirección de escena que es realmente caótica y por momentos roza el ridículo.

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  8. Josep Olivé

    No vaig anar-hi però m’he fet una idea bastant aproximada (crec) de lo que va ser la representació i per tant agraeixo la magnífica, extensa i detallada crònica, Colbran. De tant en tant (molt de tant en tant :-))les nostres opinions no coincideixen, però tinc la sensació o presentimen de que aquesta vegada haguessim coincidit.

    Ah, m’oblidava. Ja va bé que us repertiu la feina! Això que sortim guanyan els seguidors d’IFL amb cròniques musicals del mateix dia! Espero que la propera vegada et toqui a tu la bona. La llei de les compensacions! 🙂 🙂

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    • He tenido la suerte de que en un par o tres de ocasiones tuve que comentar sobre acontecimientos musicales muy interesantes.

      Pero quizás a tí te hubiera gustado “The tempest”. Lo podrás comprobar si es que Joaquim consigue la grabación visual del Met y la puede poner a vuestra disposición en este blog.

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    • A veces, querida Nati, son algo “peligrosos” y acaban un poco desquiciados, pero éste no es el caso en esta ocasión. Discrepar es buenísimo pues permite ampliar conceptos y conocer diferentes apreciaciones y además contrastarlas, siempre que no se sobrepase la frontera del respeto ni se tienda a la intolerancia.

      M'agrada

      • Ha valgut la pena llegir la teva crònica que és un concert d’encerts i precisions. Celebro no haver-hi anat. Quan un creatiu ja no ssap que fer es dedica a forçar la seva possible capacitat de ser original i surten totxos com aquest. Segurament que a Shakespeare no li agradaria gens i preferirira que li haagués musicat, er exemple, Sondheim o Lloyd Webber (Weber?).
        En fin, mon ami. Descansa que sempre et quedarà Rossini i tants d’altres.

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  9. simone

    Gracias por tu crónica Fede. Muy interesante, incluidas las aportaciones de algunos comentaristas. Me encantan estas discrepancias y el enfoque crítico (en el sentido positivo de la crítica). un abrazo,
    S

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